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Escuela para todos

Por: Aura Alvarado | Profesora

Nuestros padres y abuelos iban a la escuela a aprender a leer, a escribir, a sumar y a restar. Los campesinos jóvenes aprendían un oficio manual o iban al colegio. La escuela "Melchor Lasso de la Vega", hoy Artes y Oficios, era un centro educativo nocturno. �Que interesante era ver a los señores y señoras de cierta edad ir a su escuela con la mochila llena de todo. Cuando finalizada el mes de estudio el hijo o la hija, o los hijos, lo esperaban en casa: viejo (a) dame la tarjeta para ver cuánto ganaste. Ellos se reían y se rascaban la cabeza: "Mas respeto, más respeto, tú no eres mi acudiente sopedazo de..."

Las personas citadinas compran revistas y libros, o van a conferencias y a exposiciones para ver y oír lo que sucede en el mundo. Para ellos, la radio y la televisión son como una "escuela para adultos" que llega a cada casa. Los programas especiales para niños, son los padres que se quedan en casas, son los que más los escuchan. Quieren saber qué es lo que pasa en el mundo, que se ha descubierto y que se ha inventado de nuevo, disfrutan el arte transformándose en excelentes bailarines.

Las personas campesinas, por la distancia del poblado, se van a la tienda cercana o a casa de un amigo a lograr su aprendizaje. Ya hay instalaciones que se ocupan de ellos. Escuela para todos, se hace todos los años.

La escuela citada puede continuar si el gobierno y las personas cooperan monetariamente para su subsistencia.

Dos chistosos campesinos que aprendieron a escribir en la escuelas para todos conversaban: Oye Timoteo, �cómo se debe decir?: "la comida está lista", o "la comida está servida".

-Si la comida está como la de ayer, contesta el marido, lo más correcto es decir" la comida está ahumada.

Oye, Tino: �Qué suerte, ya me dieron el secreto para adelgazar!

Nadar, no hay como nadar para adelgazar.

-�Qué nadar adelgaza, ño? Contesta el marido, pero mujer, �no te has fijado en las ballenas?



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