�Ufff!... cómo sufrimos; esos últimos minutos del tiempo reglamentario fueron fatídicos... un tiro en el palo y cuatro minutos de reposición.
En nuestra mente estaba fresco el recuerdo del empate con Trinidad y Tobago en los últimos minutos, en la Copa de Oro, y la derrota en tiempo de alargue ante Costa Rica, el 26 de marzo pasado por el hexagonal.
Pero ayer Dios fue panameño, no quiso que la pelota entrara en nuestro arco en los minutos finales y nos salvó de un desenlace fatal.
Fueron 120 minutos sufridos... y luego los tiros penales. Ayer el que sufría del corazón tenía que estar con un cardiólogo al lado.
�Qué paridera! �Ganamos! Fue un triunfo significativo para nuestra corta historia en el fútbol.
La selección absoluta de Panamá ayer nos hizo olvidar los problemas de índoles políticos, económicos y sociales por los que atraviesa nuestro país y le regaló una sonrisa a todos.
A todos en general... a los ricos, a los de clase media y claro, a los de abajo, a los pobres, a los del pueblo, a esa cuna de futbolistas talentosos. �Estamos en semifinales y vamos por la Copa!