Esa noche casi no pude dormir. Sentía que ese papel me estaba quemando el alma. Repasé mi vida periodística que tenía pocos años. Recordé las enseñanzas de honestidad recibidas en la casa y la Universidad.
Me levanté temprano y fui decidido a poner fin a lo que torturaba mi alma.
Resulta que el día anterior mi jefe me llamó y dándome un cheque, dijo:
"Este es un arreglo que se ha llegado con la Asamblea. Trata de firmar siempre igual ese cheque al cambiarlo".
Miré extrañado el cheque por más de cien balboas (que hace más de treinta años, era bastante plata). Tenía un nombre que no era el mío.
Le indiqué esto al jefe. Se rió y dijo que firmara con ese nombre todas las quincenas en forma igual, pera "no despertar sospechas".
No quise recibir el cheque pero el jefe insistió que eso "estaba arreglado con la Asamblea". De esa manera agradecían las coberturas noticiosas que le hacíamos.
Pero mi conciencia pudo más que los "arreglos". Desde chico mis padre me enseñaron a no recibir "dinero que no hubiera trabajado".
Cuando estudié Periodismo en la Universidad de Panamá se me habló de la "Etica y la Honestidad". Había que rechazar las tentaciones de las "coimas", prebendas, toallazos, ayudas, agradecimientos y sobornos.
En mi vida periodística varias veces trataron de darme plata y bienes fuera de mi salario...y �y todas las rechacé!
Confieso que algunos colegas que me acompañaban con "cara de piedra" las aceptaban.
A veces fueron billetes de veinte dólares dados en cartas sin nombre, o metidos suavemente en el bolsillo del saco.
Otras era una "ayuda" por pasar noticias de un evento. Hasta me ofrecieron una de las "casas fantasmas" del Seguro Social, que luego se convirtieron en escándalo.
He sabido que la práctica no ha desaparecido lamentablemente en el periodismo panameño. Y todavía se habla de algunos ex legisladores que "gratifican" por ser entrevistados.
Le digo a mis alumnos que no acepten una coma... porque nunca volverán a ser honestos. �Y esto es básico en el buen periodismo!
