Expertos en materia fecal han coincidido en decir que el excremento nunca tendrá un buen olor. Ellos dicen que, como se trata de desperdicios que el cuerpo no necesita, más las toxinas que el cuerpo bota, producirá siempre un efecto desagradable.
Las veces en que un ser humano se expone a este olor es precisamente cuando tiene que satisfacer necesidades mayores en el baño. No le queda más remedio que sentarse en el �trono� y esperar que baje lo que no necesita.
Como el excremento produce mal olor, algunos panameños han ideado cortar esa pestilencia arrojando, después del ir al baño, un fósforo encendido al inodoro. Dicen que esto corta en gran manera el olor, pero igual no es lo más recomendable.
En una conversación de pasillo una mujer le dijo a otra que, cuando ella se siente mal, va al baño lo que hace es halar la cadena cada vez que ejerce presión para expulsar la materia. De esta forma no se acumula gran cantidad de deshechos y puede correr el riego de que el baño se tape y la situación sea aún peor.
Los científicos han adelantado en la lucha por hacer que el baño siempre tenga buena fragancia. Se han inventados aparatos controlados por reloj que rocían cada cierto tiempo fragancias a flores para mantener un ambiente agradable; otros, como es el caso de países industrializados como Japón, han ideado los inodoros electrónicos con botones para ir limpiando el recto de la persona después de una evacuación intestinal.
Tirar fósforo es de mal gusto. Si usted lo hace, pida al lugar donde usted trabaja que coloquen roceadores especiales o instale, si es en su casa, unidades que se activan cuando usted baja la cadena.
Siempre hay que estar a tono con los último en materia de salud y de hábitos higiénicos para no pasar malos ratos. Así que vaya comprando esos aparatitos y verá un gran cambio en su casa y su trabajo.
