Por fin sonaron los acordes de la marcha nupcial. Para Arvo Nikula, finlandés de dieciocho años, y su novia Karin de dieciséis, llegaba el momento tan esperado. Se unieron en matrimonio, se juraron amor eterno, intercambiaron anillos, votos y promesas, y comenzaron la vida juntos. Era el año 1912.
En 1985 Arvo y Karin oyeron otro sonido. Esta vez no fue la marcha nupcial sino el martillo del juez que les concedía el divorcio, tras setenta y tres años de matrimonio. �Razón de la separación? "Aburrimiento". Arvo, de noventa y un años de edad, y Karin, de ochenta y nueve, no podían vivir más juntos.
Después de setenta y tres años de matrimonio tal vez haya razón para sentirse un poco aburrido. Lo que no tiene explicación es por qué parejas que no llevan más de seis meses de casados ya estén aburridas.
�Cuáles son las causas del hastío en el matrimonio? Una de ellas es la rutina. "El matrimonio se ha vuelto desabrido", dicen algunas parejas, pasada la primera pasión. Otra causa es el cansancio: "La vida se ha vuelto pesada", también comentan. Otra causa es carecer del verdadero sentido de la vida, no sólo del matrimonio. "Es que la vida no tiene sentido", dicen los que padecen de este mal.
Los sufrimientos causan también aburrimiento en las parejas. "Desde que nos casamos no hemos hecho más que sufrir contrariedades", expresan. "Mejor nos divorciamos", es la conclusión que sacan. Pero una de las mayores causas del aburrimiento, y que pasa desapercibida por muchos, es la falta de fe y esperanza. Los que carecen de éstas afirman: "Quisiera acabar con todo de una vez." Hay un remedio bueno, eficaz y perfecto para combatir el aburrimiento. Es incluir a Cristo en la vida diaria. Con Cristo, y su formidable provisión espiritual, no hay lugar para el cansancio, el fastidio, el hastío y el aburrimiento. Por el contrario, con �l hay vida, y en abundancia. Y una vida plena con Cristo no puede ser nunca aburrida.
