Ellos trabajan de sol a sol y tal vez este domingo, cuando se celebra el Día del Padre en toda la República, para ellos será, un día más de trabajo.
A esos hombres, porque los hay, que han levantado sus familias partiéndose el lomo, en esta ocasión le rendimos tributo. He aquí un ejemplo
Heriberto Sugasti Cedeño cuando tenía 18 años salió junto a su joven esposa María Lina González, desde el pueblo de Bajo Corral en la provincia de Los Santos, en una chiva gallinera, único transporte que por los años 30 y 40 tenían los habitantes de Azuero para llegar a la ciudad, a la terminal de aquel entonces, el mercado público del Terraplén, allí entonces tomó un barco que lo llevaría a puerto de Coquira en Chepo, en donde iniciaría su nueva vida, junto a su mujer y la montaña. Llegó la primera de sus hijas, quien por poco se muere, y en medio de la desesperación tuvo que sacarla de la montaña hasta Chepo donde le ayudarían a nacer. Vino la segunda, mientras doña María Lina cocinaba una paila de miel, le entraron los dolores y don Heriberto todavía asustado por la mala experiencia de la primera prefirió llevarla al hospital.
Y así tuvo los cuatro hijos, tres hembras y un "macho". Para don Heriberto, la vida ha sido "reventada" trabajando con hacha en la mano, era su único medio para levantar a su familia. Hoy su alegría es tener potreros, una finca, ganado y una gran familia, pero tal vez su mayor alegría: un nieto, el pequeño Darisnel .