martes 15 de junio de 2004

 

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  VIDA NUEVA



Voluntariado, digno de admiración

Domayko Olivares P. | Vida Nueva, Cr�tica en L�nea

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�Cómo ser voluntaria? Pues, simplemente hay que tener ante todo la disponibilidad. Estas ángeles llegan al hospital desde las 7:00 a.m. para salir al medio día, aunque muchas sirven durante más tiempo, por su propia voluntad.

Siempre deseó estar en el voluntariado de un hospital y llegada su jubilación inició una nueva lucha, pero no para cumplir esa meta, sino para salvar su vida, pues había sido diagnosticada con cáncer.

Mirando hacia atrás recuerda sus sesiones de quimioterapia y las preocupaciones de la enfermedad como si hubieran ocurrido ayer. Hoy, ha superado el cáncer y dedica casi todo su tiempo a brindar una mano amiga a los pacientes del Instituto Oncológico junto a las otras 74 miembros activas del voluntariado de este centro hospitalario.

Y no es un trabajo fácil. "Para nosotros, ellos son lo primordial porque a diferencia de otros hospitales estos pacientes los vemos y tratamos desde que ingresan hasta que muchos fallecen...", explicó Josefina de Nieto, presidenta de Asociación de Amigos y Voluntarias del Instituto Oncológico Nacional.

Y es que, las llamadas "Angeles celestes", muchas ya jubiladas, han sufrido la terrible enfermedad y se vuelven tan cercanas al paciente que ellos las ven como "hermanas" que felices reciben y disfrutan de su compañía todas las mañanas cuando les llevan su refrigerio.

Detrás de un pequeño escritorio Josefina admite que hay "mucho dolor aquí (en el Oncológico)", pero es una satisfacción muy grande. "A uno Dios le ha dado la oportunidad de tener más vida, así que yo tuve el compromiso de servir a personas que les haya sucedido esta enfermedad, mientras Dios me dé vida seguiré ayudando", afirmó dejando escapar una sonrisa de satisfacción.

Estas voluntarias siempre optimistas, atienden más de 200 pacientes y brindan asistencia de lunes a sábados en las áreas de fisioterapia y la clínica del dolor para pacientes en fase terminal, además de brindar el refrigerio diario y organizar actividades para levantar el ánimo de los enfermos.

Pensativa en su diminuta oficina, Josefina de Nieto recuerda el caso de una paciente que la afectó. "A veces veo amigas que se preocupan por cosas como el dinero, sin saber los verdaderos problemas que esta gente pasa".

Ocurrió cuando estaba trabajando en fisioterapia y una chica joven llegó a hacer unos ejercicios y me dice: "esta es mi segunda operación..." Era una chica muy guapa, recordó con voz pausada. Me dijo que ya la habían operado hace 4 años por un cáncer de mama y la acaban de operar el otro.

"Eso me impactó porque la vi tan joven, podía tener 32 años... muy guapa, me contó que tenía ...3 niños (...) y que tenía un cáncer bilateral... quién sabe cuáles eran sus expectativas de vida...", analizó.

Y es que, en este voluntariado uno debe tener temple y saber proyectar positivismo a los pacientes, sobre todo aquellos en fase terminal que debido al dolor necesitan tomar constantemente medicamentos.

Para esta abnegada voluntaria jubilada falta más divulgación sobre el cáncer para que las personas tomen conciencia y vayan al médico, porque con la prevención uno puede llegar a controlar la enfermedad. Lo primero que hay que hacer es aceptar la enfermedad, no hay que tenerle miedo, puntualizó.

 

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