De vez en cuando nos topamos con hombres y
o mujeres que solo hablan de sí mismos, contando historias fantásticas sobre sus extraordinarias capacidades intelectuales y físicas, sobre sus casi psíquicas habilidades para predecir la realidad política, vanagloriarse por sus éxitos económicos o pavonearse por supuestas hazañas sexuales.
Cada coyuntura, cada conversación que no tiene nada que ver con él/ella y cada situación fortuita son una excusa para soltar la lengua en historias que ensalzan su persona.
Al inicio, cuando uno comienza a conocerlo, pensamos para nuestros adentros: "�Vaya, este tipo es lo máximo!". Pero cuando comenzamos a ver que su realidad choca con sus historias, caemos en cuenta que estamos tratando con un mentiroso compulsivo; alguien que desfigura la propia idea que tiene de sí mismo, magnificándola o simplemente disfrazando unos humildes orígenes con mentiras de todo tipo.
Básicamente, se engaña a sí mismo, y cree erróneamente que es a los demás a quienes engaña.
Esto es un verdardero trastorno de personalidad. Quienes mienten compulsivamente sobre sí mismos, lo hacen por una de las siguientes causas, o una combinación de estas:
1. Insatisfacción: Adultos que arrastran una necesidad muy grande de recibir afecto y admiración.
2. Conductas ambivalentes: Familias que simulan una posición social que no tienen, matrimonios que fingen un vínculo inexistente o padres que sostienen en secreto una doble familia pueden estimular la mitomanía en sus hijos.
3. Baja autoestima: Personas que no se aceptan como son pueden llegar a "crear" una realidad paralela más satisfactoria.
4. Personalidad débil o inexistente: Se relaciona mucho con la falta de autoestima. Carecen de originalidad en sus ideas y/o pensamientos, imitando o copiando (plagiando) los ajenos.
Estas personas suelen ser convincentes, manipuladoras y su discurso suele ser verosímil. También pueden tener un gran talento histriónico.
En la mayoría de los casos, los mentirosos compulsivos no hacen daño a nadie. Solo se convierten en una molestosa compañía. Pero en ocasiones estos mentirosos se inventan vidas completamente ficticias, con amigos falsos y anéctodas falsas.
Es posible que nunca lleguemos a conocer a una persona que se hace llamar nuestra amigo o amiga nuestro, si se trata de un mentiroso compulsivo. Ha envuelto su realidad con tantos mantos de falsedad, que se vuelve inaccesible para el resto de la gente. En gente así no se puede confiar.
