He leído con detenimiento el escrito de fecha 24 del presente mes y año, suscrito pro el actual diputado Miguel Ángel Fanovich Tijerino, quien esboza que el "Partido Arnulfista, salió de la elección presidencial, con los más duros resultados que haya podido registrar su historia política".
Manifiesta así mismo que "La derrota de la Alianza Visión de País no tiene madre, ni progenitor", pero es de todos los panameñistas conocido que la progenitora lo es la señora Moscoso y los padres de la criatura lo son todos los arnulfistas que avalaron con sus aplausos, lambonería, cepillería y arrastramiento. Entre estos estaban el flamante diputado Fanovich Tijerino, quien fungía en ese entonces como representante del Poder Ejecutivo en la Provincia de Chiriquí, como gobernador. Se olvida él, que persiguió a los panameñistas de años que disentían de las imposiciones que formulaba la Presidente del Partido Arnulfista, Mireya Moscoso, al punto que en la provincia chiricana se jactaba de hacer cumplir lo que ella solicitaba, aplaudirla y decirle que hacía bien, pues él también componía el engranaje gubernamental, como gobernador y Presidente Provincial del Partido Arnulfista en Chiriquí.
Trata hoy día de echarle la culpa a los medios de comunicación social, a que no hubo propuestas; a las diferencias entre las corrientes de poder en el arnulfismo. Bien sabe él que no hubo tal diferencias de criterios porque apenas se salían del patrón Moscoso, era un militante muerto y por ende traidor o traidora porque no se comulgaba con el pensamiento Moscoso. Sólo los que eran genuflexos y seguían los lineamientos dados por la Presidenta y su flamante directiva de a dedo, como en ese entonces el Gobernador de Chiriquí, Fanovich Tijerino y Presidente del Directorio Provincial de Chiriquí, y hoy por imposición presidencial, diputado por la provincia chiricana.
Hoy, al leer el artículo mencionado arriba, veo que el señor Miguel Ángel Fanovich Tijerino, su mente está obnibulada, y ha olvidado que fue uno de los que nos hizo la vida de cuadritos, cuando no compartíamos su manera de pensar y actuar.