A principio de los años 1970, el caudaloso río Santa María, cuyas aguas bañan a las provincias de Veraguas, Herrera y Coclé; estaba plagado de lagartos "Oji gordo" y el peligroso cocodrilo "Aguja". Este último, casi fue extinguido por la cacería furtiva. Su cuero es el mejor y más fino, para el negocio de "peletería".
DEPREDADOR
La casi desaparición de este reptil prehistórico en el Santa María, motivó a la reproducción masiva de su primo "el oji gordo"; por que el Aguja es su depredador natural. También era un dolor de cabeza para los pescadores, porque destruía sus redes y se comía la pesca. Para los ganaderos era el terror del "bajío"...se merendaba vacas y terneros a la vista de sus dueños.
Gracias a la visión de unos Conservacionistas del entonces INRENARE, lo que es en la actualidad ANAM (Autoridad Nacional del Ambiente); introdujeron varias parejas de cocodrilo Aguja en el Santa María.
VISIBLES EN PLAYONES
Hoy se les puede ver en grandes cantidades sobre playones tomando el sol. Sin embargo, los "monstruos come gente", son especímenes que sobrevivieron a la matanza de los años 1970, que se mantuvieron ocultos en cuevas y esteros, y asechan a sus presas (humanos y animales) en cualquiera de los afluentes del majestuoso río Santa María.
EL ASESINO
La cabeza del cocodrilo Aguja que hoy presentamos, se puede ver en el Museo de Herrera en la planta baja. Fue capturado en 1999 en el río Santa María, en el distrito de Santa María (Herrera). Los captores utilizaron "cazonete" (una especie de anzuelo enorme) con carne de puerco como carnada.
Su enorme boca y afilados colmillos como dagas las utilizó para devorar ganado, perros, cerdos y se le atribuye la muerte de un hombre ese mismo año que fue capturado, verano de 1999.
Es aconsejable a todos los estudiantes que utilizan balnearios en los ríos del interior, no sólo cuidarse de las profundidades y corrientes, si no también de este "vestigio de la era de los dinosaurios, que sigue asechando entre la maleza y las prístinas aguas de nuestros ríos".