En el tráfico infernal de Panamá, ya estamos acostumbrados a los accidentes de tránsito. Todos en algún momento nos hemos encontrado en la calle con alguna escena de choque, en diferentes niveles de gravedad.
Pero el accidente de los 8 aguadulceños funcionarios de la Caja de Seguro Social entra en una categoría diferente, debido a que causó un golpe emocional a varios niveles.
Sin tratar de disminuir el dolor que han sentido las familias que han perdido a un ser querido en otros accidentes viales, lo ocurrido el pasado 15 de diciembre en la vía hacia Cerro Patacón afecto a varios grupos de nuestra comunidad.
Sus familias son los afectados en primera instancia. Muchos de estos hombres dejaron a hijos pequeños, y hasta algunos por nacer. También la comunidad de Aguadulce en pleno está sufriendo la pérdida de uno de 8 de los suyos. Adicionalmente, la Caja de Seguro Social ha quedado llorando esta pérdida, porque todos laboraban en la institución. Y en última instancia, sus compañeros y rivales de la liga de softball institucional también están de duelo.
El accidente nos hace recordar lo frágil que es la vida, y lo inesperada que puede llegar a ser la muerte. Pero también trae a la mente temas como la educación vial y la responsabilidad en el manejo.
El exceso de velocidad ha cobrado ya muchas vidas en nuestro país. Y lamentablemente, las seguirá cobrando. Pero si algo bueno puede salir de esta tragedia es que por lo menos hará recapacitar a muchas personas a quienes les gusta pisar el acelerador. Comenzarán a pensar más en sus familias, y en sus propias vidas. Esto los hará más cautelosos y comedidos tras el volante, y al final, significará que vidas se salvarán. Algunos captarán el mensaje, otros no.