Hoy 1 de diciembre cuando honramos a los docentes, es bueno hacer reflexión sobre el valioso aporte que éstos hacen para engrandecer a la Patria.
Un maestro lo es todo. Es un padre y una madre, es un amigo y, sobre todo, un confidente que conoce con certeza las vivencias de los niños. Saben por qué lloran, por qué ríen y también cuando están carentes de amor.
Panamá es bendecida al contar en las aulas de clases con buenos hombres y mujeres dedicados a la enseñanza, una labor noble que inicia en casa, donde los padres se convierten en los primeros maestros de los infantes.
Hoy, Día del Maestro, enaltecemos con orgullo nacional a esos ilustres hombres que dieron su vida para desarrollar los primeros pasos para iniciar la enseñanza autóctona, donde no solo se destaca el conocimiento universal, sino lo nacional.
No vale la pena hablar de aquellos que manchan el gran nombre con sus equivocadas actuaciones y ausencias injustificadas afectan en el desarrollo del proceso de enseñanza aprendizaje.
Momentos en que el sistema educativo del país está en crisis, todos los que tenemos la responsabilidad de mejorarlo deberíamos volver al punto de partida, y repasar la vida y los ideales Manuel José Hurtado, el hombre cuya fecha de nacimiento hoy sirve para celebrar el Día del Maestro.
Frente a la celebración hay también que recordar la necesidad de que los docentes -como agentes de cambio- sean los principales promotores de la modernización de una educación para adecuarla a los avances que se han dado en el mundo.