Desde mucho antes que la civilización creara sus héroes, existía la exaltación a aquellos quienes lograron para sus colonias, grupos, tribus, alguna proeza que mereciera ser distinguido como tal.
Los personajes bíblicos, históricos, recibieron el beneplácito siempre multitudinario por ser destacado en la guerra, en actividades deportivas, en encuentros políticos y como corolario los laureles, medallas y distinciones por su "hacer bien las cosas".
Ya en la era moderna estas distinciones, aunque se hagan a niveles muy locales, siempre trascienden y se publicitan. Las competencias deportivas, las más importantes reciben a nivel mundial el reconocimiento casi escandaloso del génesis y desarrollo de la proeza.
Los gobiernos, desde siempre premian y condecoran a sus políticos y a personalidades de otras naciones sirviéndoles de "puente" o excusa para otros resultados.
Hace poco, un artista excelente en su género, recibió de nuestro alcalde, las llaves de la ciudad, sin saber a ciencia cierta, por qué tal homenaje. Luis Miguel, aparte de llevarse una cantidad sustanciosa de dinero, que no es precisamente según contrato, lo que aparece en su cuenta personal a la hora de abordar su avión particular, no dejó nada, ya que tenía equipo técnico y facilidades de estadía que sumaban otros miles de dólares.
Luis Miguel nunca ha mostrado simpatía por el pueblo panameño, ni siquiera ha obsequiado al verdadero público su talento, que aunque no debe ser gratuito, puede serlo a un bajo precio o en beneficio de alguna entidad, como lo han hecho otros grandes artistas.
Aquí tenemos figuras nacionales, a quienes no se les ha distinguido por sus valiosos servicios a las artes, no darle las llaves de la ciudad, pues ya viven aquí, pero sí otras preseas que serán testimonio del aprecio y valía por sus logros.
Marta Estela Paredes, Sócrates Lasso, Carlos El Grande, Meñique Barcasnegras, Gabino Pampini, Camilo "Azuquita", Solinka, Pedro Azael, los actores Luis Martínez, Blanquita Casanova, Mireya Uribe, Eneida Valdés, la "Beby" Torrijos, don "Neco" Endara, Moravia Ochoa, pléyade que ha colocado nuestra bandera en el confín del horizonte. Nuestro gobierno debe recordarlos y llevarlos donde el Olimpo deshojó sus laureles o en las páginas de la historia y ser ejemplo de nuevas generaciones.
Cuándo será que nuestras autoridades pondrán las artes en el sitio que se merecen. Nuestras pantallas y la radio son caldo de cultivo para esas nuevas generaciones ponderando lo extranjero sin miramiento y relegando a segundo término todo lo que tenga olor a nacional.
Vemos muy a menudo en la televisión por cable con la importancia que se trata a los artistas mexicanos en aquel país, la admiración que el pueblo y gobierno siente por ellos. Aquí en Panamá también nos merecemos que nuestros gobiernos le den el sitio que el artista nacional merece. �Hasta cuándo señores!
