En nuestra América Latina, hemos conocido la figura de primeras damas, la mayoría mujeres exquisitas, sensibles, creativas, inteligentes, cultas, pocas han sido políticas.
En nuestro país, primeras damas no políticas que han brillado fueron Doña Matilde Linares de Arias, Doña Cecilia Pinel de Remón, Doña Cecilia Orillac de Chiari, Doña Fany de Lakas y Dorita Boyd de Pérez Balladares. Todas ellas se destacaron por mantener un bajo perfil político y una gran participación en obras sociales, por ello se les recuerda con mucho cariño.
Por lado, todo lo contrario sucede en Perú, donde tienen una primera dama, que ha dejado lo social por lo político y le está causando grandes problemas a su esposo, el presidente Toledo, y me voy a referir a ella, porque aparentemente en nuestra América existen grupos, que pretenden cambiar el papel que han tenido nuestras primeras damas, con la excusa que han sido muy pasivas.
¿Pero quién es Elaine Karp?, la primera dama peruana. Es de nacionalidad belga. Su relación con la prensa nunca ha sido buena, ella ha dicho, que dice lo que piensa; sin embargo detesta que los periodistas hagan lo mismo. Una vez dijo, que le iba a pedir disculpas públicas a los periodistas. Cuando le preguntaron cómo lo haría respondió en tono amenazante. "Vamos a ver, cómo voy a encontrar los medios". En otra ocasión le buscó un tremendo problema al presidente Alejandro cuando dijo, por qué no le preguntaron al ex presidente Alan García, por las relaciones extramaritales, que tuvo cuando era presidente.
Una vez declaró que su esposo Alejandro Toledo, lo habían secuestrado y después se supo que el señor Toledo se había ido "de rumba". En una ocasión le dijo "solterona", con todo lo que eso implica, a la adversaria de Toledo, la abogada Lourdes Flores.
Desde luego que la primera dama peruana, en su papel de política, le está creando al presidente Toledo problemas, que inclusive afectan la gobernabilidad, y eso debe ser una voz de alerta, para quienes están abanicando la idea que las primeras damas tengan un papel político más protagónico,
Quienes defienden la postura que tiene la primera dama peruana sostienen que su franqueza la autoriza para decir palabras fuertes y hacer acciones que aunque ofensivas, sólo reflejan el fuerte carácter que tiene, pero para mí son unos verdaderos ignorantes en materia de educación.
En definitiva, los pueblos esperan de su primera dama, un buen comportamiento, un buen desempeñó, con una proyección personal y social.
Con respecto a Panamá, estamos acostumbrados a nuestros propios esquemas. Queremos primeras damas al estilo panameño.