¡Basta de violencia, respetemos la vida!, gritaban decenas de estudiantes ayer frente al Instituto Técnico Don Bosco. El asesinato de Christopher Amaya, de 17 años de edad, quien murió tras ser apuñaleado en el pecho para robarle un BlackBerry, motivó una reacción espontánea de repudio por parte de sus compañeros y profesores.
Con lágrimas en los ojos, los estudiantes cuestionaban el absurdo asesinato de Amaya, a quien recuerdan como un excelente estudiante y compañero. En el salón 11-B del Don Bosco hay una banca vacía desde el pasado 31 de octubre, cuando mataron a Christopher.
Con pancartas en mano y gritando consignas, los compañeros de Christopher hicieron una cadena humana frente al plantel ubicado en la Avenida Balboa. Los automovilistas que pasaban por el lugar sonaban sus bocinas en señal de apoyo a esta protesta ciudadana.
"Era un estudiante magnífico, muy inteligente. En mi materia iba muy bien, era buen compañero.. sus notas eran excelentes", afirmó consternado el profesor Miguel Godoy, quien le daba el curso de encuadernación.
Godoy detalló que el último trabajo que hizo Christopher para el curso de artes gráficas fue de encuadernación, para lo cual consiguió un libro viejo y lo restauró, en menos de tres días, lo que sería la nota de examen.
Christopher era un muchacho alegre y de fe cristiana, tanto así que pertenecía a la Pastoral Juvenil e instaba a sus compañeros a seguir por el buen camino.
Jader Vos, quien estudió con Christopher en el noveno grado, repudió la ola de violencia que sacude al país.
"¡Cómo puede ser posible que la vida de una persona valga menos que un celular!", exclamó Vos, quien precisó que Christopher iba a marchar este año en las fiestas patrias, puesto que era parte del cuadro de honor del colegio.