Ningún conductor de transporte colectivo en este país, gana en la actualidad libre de "polvo y de paja" un salario de B/.900.00 como aseguran algunos de sus dirigentes.
Por años, los "locos del volante" se quejaron de que las cuentas no daban, que el alto costo del combustible y de piezas limitaba el ingreso de grandes recursos a sus hogares.
Ahora que los tiempos han cambiado, resulta ser que el negocio del transporte es uno de los más rentables en el país. ¡Limosneros y con garrote!
Todos los panameños tienen derecho a aspirar a mejores condiciones económicas, sin embargo somos del pensamiento que los transportistas no han hecho méritos para reclamar privilegios, una vez aparezca el denominado metrobús.
Para librar a los ciudadanos de los abusos de estos llamados "asesinos del volante" el gobierno implementó la fórmula de retirar paulatinamente a todos los "diablos rojos" de las calles capitalinas, y les asignó inclusive una importante indemnización económica.
Los transportistas históricamente han manipulado a los gobiernos, con amenazas de huelga, con pasarle la factura en los períodos de elecciones, y la administración de Ricardo Martinelli no ha estado exenta de esas presiones.
Si se revisa el historial de los transportistas del servicio colectivo, muchos de ellos no podrían siquiera aspirar a una fuente de trabajo dentro del nuevo sistema.
Empero, ahora se arropan todos bajo la misma sábana, aseverando que el salario ofrecido está por debajo de sus aspiraciones y que con un seminario del INADEH, fueron exorcizados.
Demasiados mimos y coqueteos repartió el gobierno a estos transportistas desde el principio, he aquí los resultados, ningún tigre se convierte en vegetariano de la noche a la mañana, en un campo lleno de antílopes.
Si los transportistas logran sus objetivos salariales y como andan las cosas con el tema de la libertad de expresión y los bajos salarios de los periodistas, no se extrañen de verme conduciendo a partir de diciembre un metrobús, como cualquier mortal.