La recolección de la basura se está convirtiendo en un problema cotidiano en la mayoría de los distritos, donde el servicio ha sido privatizado. El ejemplo más representativo se observa en San Miguelito, donde las calles de los corregimientos se ven repletas de basura.
El Ministerio de Salud ha emplazado a la empresa para que resuelva la situación, pero la compañía se queja que los usuarios no pagan por el servicio. La Alcaldía parece muda, sorda y ciega y no hace el mayor esfuerzo para buscar paliativos a un problema, que sin duda será peor en diciembre cuando la cantidad de basura que producen los panameños aumenta de manera exorbitante.
Es un problema complejo y la responsabilidad no es sólo de la compañía recolectora. Si bien es cierto que la empresa debió conocer los riesgos del negocio en que se iba a meter y tiene la obligación de brindar un servicio eficiente, también hay que reconocer que existe un grupo de usuarios sinvergüenzas y cochinos que no pagan por la tasa de aseo y lanzan toda clase de desperdicios a la vía pública.
Parte de la culpa del gran número de morosos que no pagan por la tasa de aseo la tiene el Estado, que a través de las agencias del IDAAN, permite que el usuario sólo pague por el consumo de agua mensual y la deuda por la recolección de basura se acumula y acumula, haciendo que la actividad sea un mal negocio para la compañía responsable de ese servicio.
Ninguna empresa, salvo que reciba subsidio del Estado, puede brindar un servicio eficiente con los niveles de morosidad vigentes. La situación exige mayor responsabilidad de todos: responsable de la recolección, usuarios y Estado, de lo contrario será un problema recurrente.