Acudir a un centro de enseñanza educativa es un derecho y deber de todo menor de edad. Hoy, el calendario nacional separa la fecha para agasajar a ese sector de la población que se viste de lunes a viernes, con la esperanza del futuro de la Patria: el estudiante.
Aunque se aducen fallas en una educación, afortunadamente no todo está perdido. Porque Panamá también tiene estudiantes que se encargan de enarbolar la insignia que le otorga el ser uniformado. Y son ellos los que constituyen esa semilla de esperanza para llevar la sociedad hacia nuevos rumbos.
Debemos reconocer que en las condiciones actuales, cada vez es más difícil para la juventud encontrar motivación dentro del sistema educativo estatal vigente, aquejado por planes de estudios desfasados, falta de insumos y materiales, falta de un proyecto coherente por parte de sucesivos gobiernos y sectores opuestos a cualquier cambio.
Sin embargo, hay estudiantes que merecen hoy la felicitación fuerte de sus padres, maestros y de la sociedad. Ellos tienen ganado dentro de la sociedad el puesto de los futuros ciudadanos que contribuirán con su grano para el desarrollo de una nación sana.
Corresponde por un lado, a las instancias educativas mantener vivo ese sentimiento especial que otorga el ser estudiante a través de reconocimientos al esfuerzo que hace el educando dentro de su entorno de enseñanza-aprendizaje; resaltando la labor de su población estudiantil y haciendo el sitio de aprendizaje agradable. Por otro lado, también es responsabilidad de los padres de familia alimentar ese privilegio del estudiante.
Los estudiantes de Panamá merecen una educación de calidad y ya ha pasado mucho tiempo para que de una vez por todas eso se logre; postergar la modernización de los planes de estudios sólo servirá para alargar la deficiencia del sistema, en perjuicio de miles de niños y jóvenes que acuden a las escuelas y colegios del país.
Hay que motivar a esos chicos a sentirse satisfechos de acudir a su centro de enseñanza y a sembrar el amor por su alma mater. Sólo así, la Patria cosechará los frutos que se siembran cuando se lleva.