La comarca guarda en silencio la pobreza de sus habitantes, de ello solo se enteran quienes por algún motivo tienen que recorrer largos caminos llenos de piedra, fangosos, con ríos y quebradas que con pocas lluvias te arrastran y ponen en riesgo tu vida.
Jerónima Barrera, madre angustiada residente en Batata, no pierde la esperanza de que algún día esa comunidad cuente con un puesto de salud y camino carretero permanente para que otros poblados tengan acceso y no mueran más niños.
Conocer los poblados de la comarca Ng�be Buglé resulta complicado, puesto que la mayoría de las comunidades que se adentran hacia la cordillera central están desprovistos de caminos de penetración que pueda facilitar el acceso a las personas foráneas y a los residentes en vehículos o caminando.
Como muestra de lo poco accesible para llegar en vehículos, en algunos lugares se tiene que usar vehículos de doble tracción por caminos que permanecen en mal estado, y eso empieza desde la Vía Interamericana, entrada de Cerro de Plata, El Bale, La Misericordia, Palo Verde, El Peñón, Los Castillos, Altos de El Peñón, El Copé, Corral de Venado hasta Batata.
"Buenos días" fue el saludo en una vivienda indígena en Batata, y en pocos minutos salió de una casa de techo de paja y paredes de barro, la señora Jerónima Barrera, quien después de conversar unos minutos, sus ojos se fueron humedeciendo en lágrimas, y rompió en llanto ante la desesperación de la cantidad de niños que eran atacados por afecciones respiratorias, fiebres altas, otros con vómitos y diarrea.
Inicialmente, la madre desesperada habló en su dialecto, pero se entendió que sentía temor a perder a su familia por las enfermedades que están atacando -especialmente- a los niños, de los cuales algunos han muerto por lo distante de los puestos de salud.