Los diputados discuten el proyecto de reforma a la legislación del transporte público de pasajeros. Todo indica que las promesas para dotar a los más humildes de un moderno sistema de autobuses, tendrá que esperar.
Varios diputados que ejercen el doble papel de transportistas se han cruzado al lado de sus compañeros de gremio, en vez de defender al usuario y por ende a sus electores.
La desgracia ocurrida el 23 de octubre del año pasado cuando un grupo de pasajeros murieron calcinados en un autobús, parece haber quedado en el olvido de los responsables de cambiar el obsoleto sistema de transporte.
Así vemos que los ajustes a la actual legislación sólo tienen cambios cosméticos y al final, nada concreto.
Los panameños de a pie deberán, como siempre, madrugar para trasladarse desde las afueras hacia sus centros de trabajos y viajar como sardinas en latas en autobuses de segunda comprados en el mercado norteamericano.
Las promesas de mejorar el servicio a cambio de alza de pasajes y subsidio al combustible, se las llevó el viento. Los operativos de la Autoridad Nacional del Tránsito y Transporte Terrestre, son cada día menos o sólo se realizan cuando se registra una nueva desgracia.
En fin, no se observa una intención sincera de mejorar el servicio y los malos conductores seguirán afectando la imagen del gremio responsable de transportar cada día a miles de panameños a sus lugares de destino.