El ataque a tiros a un fiscal por un hombre encapuchado, pone de relieve el nivel de la criminalidad existente en Panam�. Ese tipo de hechos no se daban antes en el pa�s.
El ataque a jueces y fiscales era algo com�n en naciones como Colombia, cuando estaba en su apogeo la guerra contra los carteles de Medell�n y Colombia, donde hubo que recurrir a los llamados jueces sin rostros, para evitar la represalia de la mafia contra los funcionarios que imparten justicia.
Sin embargo, en Col�n se produjo el viernes un hecho similar. Un sujeto esper� al fiscal encargado y le propin� tres tiros en las afueras de su despacho. Al lanzar una mirada hacia atr�s hay que recordar la muerte por envenenamiento del jefe de la Unidad de Investigaciones Sensitivas y la ejecuci�n de tres sujetos en la autopista Arraij�n-La Chorrera.
Son hechos que nos convierten poco a poco en un pa�s con preocupantes �ndices de violencia. Aunque la Polic�a ha reforzado su presencia en las calles, hay otros elementos sociales que habr�a que analizar frente a la escalada de violencia.
As� mismo hay que tener equipos efectivos de investigaci�n, para que los cr�menes no queden impunes. Los investigadores paname�os deben contar con equipo sofisticado para resolver de manera cient�fica un asesinato y no esperar que mediante un soplo se resuelva un caso.
La delincuencia se perfecciona cada d�a, penetra los cuerpos de seguridad y tiene recursos muchas veces ilimitados. Frente a ello, las autoridades represoras del delito deben capacitarse permanentemente y entender que estamos frente a criminales profesionales y no ante los rateritos de barrio que cotidianamente se capturan en las esquinas de las llamadas zonas rojas de los distritos de Panam�, Col�n y San Miguelito.