Muchos de nosotros no comprendemos lo que significa escuchar la Palabra de Dios y estar en su presencia, y hemos reducido este t�rmino de escu�cha y presencia a lectura simplista de la Biblia.
CREO, SE�OR, EN TU PALABRA
Cuando se est� habituado a la escucha de la Palabra, el ser humano queda libre del condicionamiento del mundo, pues el que diri�ge su vida personal es el mismo Dios.
En su ca�minar diario el creyente capta la presencia de Dios y asimila la voz del Se�or, y sabe que esa escucha conlleva un cambio radical de vida, en entrega y amor. Esa fe permite que Dios act�e como un fermento que invade todo nuestro ser, y que se expresa en nuestro obrar y hablar seg�n la coherencia de vida cristiana a que hemos sido llama�dos.
Hoy en d��a hay muchos cristianos en el mundo que dicen profesar la fe en Cristo, pero que no act�an de acuerdo a cuanto �l nos ense�� en el Evangelio.
EL RECONOCIMIENTO DEL MES��AS
El evangelio de Marcos intenta motivar la rea�lidad de la fe en Jesucristo, hijo de Dios, por eso nos presenta el interrogante que formula a sus disc��pulos: �qui�n dice la gente que soy yo? En nombre de todos sus seguidores Pedro confiesa a Jes�s como el Mes��as de Dios.
En este pasaje se da una profesi�n de fe por parte del Ap�stol Pedro representando a la Iglesia ente�ra que ve en la persona de Jes�s al Mes��as enviado por Dios, hecho carne por nuestra salvaci�n.
Ese reconoci�miento de Jes�s como Mes��as no es un simple ejercicio intelectual que acepta los dogmas o verdades de la fe, sino que exige una experiencia de vida que se da en no�sotros al reconocer que en �l est� actuando Dios ple�namente, para nuestra salvaci�n. Tomado de la Revista Vida Pastoral, de la Sociedad de San Pablo N� 123 - a�o 2006