Irving Saladino nuevamente nos ha llenado de jubilo. A un poco más de la conquista de su medalla de oro en los Juegos Panamericanos, el joven colonense logra otra presea dorada en la prueba de salto largo en el mundial de Atletismo en Osaka (Japón).
En un final dramático, el atleta panameño sacó su casta y saltó como nunca, para llenarse de gloria y por ende a un pequeño país como Panamá, venciendo a competidores de grandes potencias económicas y deportivas.
El saltador de longitud nacido en calle cuarta de la ciudad de Colón paralizó en la mañana a gran parte del país. En sus hogares, los panameños seguían con atención los pormenores de la competencia.
Saladino, un chico humilde de apenas 24 años, que se hizo en el deporte del Atletismo aquí en su propia tierra, es un ejemplo digno de imitar para una provincia como Colón, donde se dan situaciones dispares de excesiva riqueza y extrema pobreza.
Entrenamiento, esfuerzo, disciplina y el apoyo familiar son los elementos claves para el triunfo de Irving, quien también nos podría dar otra medalla en los próximos Juegos Olímpicos.
Se trata de un chico ejemplar al que la fama no lo ha mareado. Sigue con la misma sencillez de siempre. Llega a su tierra natal y no le importa quitarse las zapatillas para un baile de congo.
Los aplausos y felicitaciones son para "El Canguro" Saladino, que llena a su país de alegría. Ojalá que siga triunfando y siga brindándole satisfacciones a todo un país que lo apoya en la distancia.