"Un salto salido del corazón". Así definió un eufórico Irving Saladino el brinco que lo catapultó hacia la consagración universal.
En una final de infarto y digna de enmarcar en los altares de la historia deportiva, "El Canguro" colonense se convirtió ayer en el nuevo monarca mundial del salto largo en Osaka, Japón, al alcanzar en su sexto y último intento los 8 metros 57 centímetros, su mejor marca personal y un nuevo récord nacional, centroamericano y sudamericano.
El norteamericano Dwigth Phillips -quien fue tumbado del trono por el panameño- se presentó con ínfulas de mandamás al cajón de arena del estadio de Nagai, al lograr el salto más impresionante (8,30) de la primera ronda, a lo que el orgullo de Colón respondió con la misma marca, en su segundo vuelo.
Luego, Saladino tomaría el mando de la competencia en su tercera oportunidad al extenderse hasta los 8,46. Todo parecía reducido a un duelo entre el istmeño y Phillips, mas hubo un invitado un poco inesperado, el italiano Andrew Howe, número dos del orbe, quien en la última vuelta pasó a liderar la tabla con un 8,47.
La mesa parecía estar servida para Howe, pero en un verdadero monumento a la frialdad, el colonense emprendió la carrera hacia la fosa, saltó y voló hacia la gloria.
"Saqué la casta en mi última oportunidad para ser el campeón; estoy feliz y ahora quiero celebrar con todo mi pueblo", manifestó el número uno del planeta.