En medio de la pobreza y muchas necesidades vive Cipriano Montero, el hombre que para el 9 de septiembre cumplirá un año de haber perdido sus dos piernas cuando custodiaba una empresa de transporte en el sector de Coco Solo en Colón.
Montero aquella madrugada tenía unas 36 horas de trabajo y se tomó una cerveza que lo rindió de sueño y se quedó dormido sobre los rieles del tren.
"Me levanté a los tres días sin saber que había pasado, y toqué mis piernas y ya no las tenía, fue algo verdaderamente traumático para mi" dijo con tristeza.
Al llegar sorpresivamente a su humilde hogar ubicado en Río Rita, corregimiento de Sabanitas, el equipo de La Voz del Interior, lo encontró acostado en una hamaca meditando sobre el cambio de su vida que cada día se torna más difícil, para toda su familia.
Cipriano explicó desde hace casi un año, sus cansados padres de más de 70 años tienen que cargar con él, cuando anteriormente era quien sostenía el hogar.
En la casa que no tiene siquiera electricidad. Mariana Montero, madre de Cipriano, cocina arroz blanco salcochado para llevar algo al estómago.
En una estufa deteriorada por el tiempo y una llama que apenas sale cuando tienen para comprar gas, salcochan a veces los pixbaes, o de pronto algo que consigan de regalo de sus mejores vecinos.
Mariana dice que no cuentan con una presa para acompañar el arroz, y a veces tienen que sancochar la yuca, o quedarse sin comer por varios días. "Eso lo podemos aguantar nosotros, pero los nietos necesitan comer y tenemos la fe que todo cambie algún día".
Y es que la vida de esta familia se ha complicado aún más para los cansados ancianos, padres de este hombre que todavía no aprende como manejarse sin las dos piernas, sin embargo tiene presente que es un testimonio de vida para darle las gracias a Dios.