Nuestros embajadores del folclore ricos y deportivos no reciben el apoyo económico del Estado panameño. El apoyo es ínfimo, por no decir nulo.
Países más pobres que el nuestro gastan millones de dólares por dar a conocer su folclore y enviar delegaciones a las diversas competencias deportivas.
En Panamá vivimos la triste realidad que los artistas y atletas deben hacer peripecias para representar al país en el extranjero. Ellos están huérfanas de la atención nacional que se merecen.
El folclore y el deporte son manera eficaces de promover a Panamá. A veces dan ganas de llorar saber que se gastan millones y millones en política y cuando una agrupación le pide algún apoyo al gobierno, éste le dice que no hay presupuesto.
Es hora de ponerle un alto a esto. Esperamos que el nuevo gobierno haga un cambio y coloque al frente de estas instituciones culturales y deportivas personas que realmente apoyen a los artistas y atletas.
Ya se conoce la intención del futuro gobierno de elevar a calidad de fusionar y elevar a calidad de autoridad al Instituto Nacional de Cultura y el Instituto Panameño de Turismo.
También se menciona que un reconocido músico sería el encargado de la nueva institución; al menos eso es una esperanza, para que las representantes artísticas del país no tengan que andar en rifas o pidiendo limosna para ir a un festival a representar a Panamá.
Hay que darle a nuestras manifestaciones folclóricas y deportivas la importancia que merecen y no dedicar todo el presupuesto a gastos que muchas veces no brindan ningún beneficio al país.