La selección de Francia, que hace 12 años se alzó con la Copa del Mundo, y que tan solo el último mundial fue finalista, tuvo una humillante salida del Mundial 2010, al ser derrotada 2-1 por los anfitriones.
A pesar de no haber tampoco pasado a octavos de final, al menos los sudafricanos se dieron el gusto de eliminar a una selección ex campeona del mundo.
La prensa francesa le ha dado hasta con el banquillo a los "bleus", aunque su eliminación temprana era algo que se veía venir, tomando en cuenta su pobrísimo desempeño, y por la crisis interna que enfrentó al técnico Raymond Domenech con sus propios jugadores.
La moral de los galos cayó al piso durante la derrota 2-0 ante México, en el cual el delantero Nicolas Anelka discutió con Domenech, insultándolo, y este a su vez lo mandara con sus maletas de vuelta a Francia. Esto causó una virtual rebelión en los jugadores, quienes se negaron a entrenar antes del juego ante "Los Leones".
La ira de Domenech se manifestó al término del partido, negándose a darle la mano al seleccionador de Sudáfrica, el brasileño Carlos Alberto Parreira, por comentarios críticos que hizo contra la selección francesa.
Se trata de una derrota que para muchos fanáticos del fútbol (particularmente los irlandeses), es "justicia divina". Recordemos que Francia se clasificó para esta Copa del Mundo en un polémico partido en el que Thierry Henry hizo un gol en el que se ayudó con la mano ante la selección de Irlanda. Definitivamente, se avecinan tiempos turbulentos y de reconstrucción para el fútbol francés.