La antigua base de Davis, hoy residencial José Dominador Bazán, no presenta el mismo orden y conservación que tenía cuando era utilizada para uso civil y militar por los soldados norteamericanos.
Edificios abandonados y saqueados, estructuras perdidas por la falta de mantenimiento y áreas con hierbas muy altas, se observa en la extensa región, que es más grande que la ciudad de Colón.
El Teatro de Davis está en desuso y se aprecia el saqueo de que ha sido objeto. El lugar para la práctica del front-tenis está destruido, pues su conservación dependía de aires acondicionados. También está la piscina olímpica, cerrada desde hace años y que sin uso se mantiene llena de agua y sus alrededores con maleza.
Así está Davis. Hasta chatarras han sido dejadas en el área verde sin que nadie se preocupe por su limpieza.
Lo increíble es que nadie respeta ni conserva estos bienes revertidos calculados en millones de dólares y que con el pasar del tiempo se han convertido en monumentos a la desidia.