La maldición cayó sobre un pueblo indígena de la provincia de Darién. Un brujo se dedicó a hechizar a casi todos los residentes de Vista Alegre, en Yaviza, cerca de Unión Chocó, como venganza.
La mayoría de los endemoniados eran jóvenes. A ellos les salía el diablo, además de la imagen de tres jóvenes que habían muerto por este hechizo hace varios años. Los rostros de las personas que veían se convertían después en animales. De su boca brotaba sangre y tenían grandes colmillos.
Ante este peligro que enfrentaban, el pueblo se alzó para frenar la brujería mala y contrató a un "brujo bueno" para que le sacara los demonios a los jóvenes.