En su alocución durante la XL Cita Eucarística, Monseñor José Domingo Ulloa hizo referencia a los cambios que el gobierno de Ricardo Martinelli proyecta introducir al Código de Trabajo, en cuanto a los días libres.
Independientemente de las consideraciones puramente religiosas sobre el descanso dominical, la petición de Monseñor Ulloa (y de muchos otros panameños) de que se respete el domingo merece atención por parte de los órganos Ejecutivo, que impulsa las reformas al código, y Legislativo, al que le tocará revisar la propuesta.
La eliminación del domingo como día de descanso obligatorio tendría serias implicaciones sociales. El día de descanso es usado tradicionalmente para compartir en familia. Si todos los miembros de una familia no pueden coincidir en un día para ir a la playa, al interior del país, salir a almorzar o visitar a otros familiares, el día de descanso pierde parte de su razón de ser.
Ciertamente, el país necesita potenciar su competitividad, y hace mucho tiempo que la actividad económica dejó atrás el calendario tradicional y el viejo horario de 8 a 5. Cada vez más panameños trabajan en domingo, ya sea por necesidad propia o por los requerimientos de las empresas en que laboran. Aún así, en Panamá es notable la reducción en la actividad comercial en fines de semana, particularmente domingo.
Este tema deber ser debatido, porque hay que poner en la balanza el crecimiento económico y la competitividad, contra aspectos como el fortalecimiento de la familia, que es clave para reducir la expansión de las pandillas juveniles y la violencia, el principal problema del país. ¿Qué debe pesar más?