No se llega a las rosas sin antes pasar por las espinas. Es la particularidad de esas flores, su belleza y el beneficios de sus aromas, para ser poseídas tienes que tomar el riesgo de lastimarte con sus espinas, y si logras llegar a ellas tendrás la seguridad que toda esa belleza, que de sus pétalos se desprende, es toda para ti y podrás extasiar tus sentidos en la inmensidad de su perfección.
Son los obstáculos que la vida te pone para que desarrolles tu tenacidad y tus fortalezas, tus habilidades y destrezas, capacidades de acción, percepción y sobre todo tus sentimientos y emociones para poder alcanzar la felicidad soñada, la felicidad plena y el gozo supremo, el éxito y el porvenir próspero en la armonía de tu trinidad.
Es la fuerza de voluntad, la constancia diaria, una conciencia decidida y tranquila que te impulse a lograr y alcanzar tus metas y tus sueños. Son los propósitos de tu vida y eres el instrumento justo y necesario, eres el camino, la forma y el estilo que impregnes en tu personalidad.
Pero en todo camino piedras encontrarás, porque todo lo que realmente tiene valor es lo que te ha costado mucho conseguirlo. La vida nunca te dará más ni menos de lo que tú, por tus esfuerzos y desvelos, te has ganado. Eres el único responsable y amo de tu destino y futuro; si sembraste odios y amarguras o amor y dulzura, de esos mismos sabores serán los frutos de tus cosechas.
Decía una gran persona que quien tiene realmente el crédito sublime, es aquel que al tropezar y caer en el lodo, se levanta, se limpia el sucio de su rostro y sigue adelante. No es fácil conseguirlo pero tampoco imposible. Todo depende de las ganas que tengas de alcanzarlo, siempre y cuando sea por el camino honesto y justo, y que no empeñe la libertad y la salud espiritual de tu vida en un futuro inmediato.