La medida del gobierno de congelar por una semana el alza del combustible representa un alivio para los golpeados bolsillos de los panameños. El presupuesto familiar y empresarial ha sido alterado por el incremento en los precios del galón de la gasolina y el diesel.
Aunque la decisión sólo pospone el aumento, es de esperarse que las naciones que integran la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) comprendan que están llevando al mundo hacia una recesión.
De no haberse adoptado la suspensión del incremento, hoy la gasolina de 95 octanos costaría 13 centésimos más, la de 91 octanos 11 centésimos adicionales y el diesel 6 centésimos. Ya el galón de gasolina tiene un precio que oscila entre 2.25 balboas y 2.34 balboas por galón; mientras el diesel se ubica en 1.57 balboas.
Hasta ahora no está claro, de dónde saldrán los fondos para cubrir ese subsidio que representa el congelamiento temporal de los precios del combustible en un país, donde casa semana se consume un promedio de 5 millones de galones de diesel y gasolina.
Otras de las medidas del gobierno fue reducir la jornada laboral de 8:00 a.m. a 3.00 p.m. y mermar en dos horas el uso de los aparatos de aire acondicionado. Ojalá que estas iniciativas no afecten la buena atención de los usuarios que día a día acuden a los oficinas públicas para realizar diversos trámites. A pesar de todo, es plausible la acción gubernamental que al menos ha decidido agarrar el torro por los cuernos y no escurrir el bulto. Ahora se requiere establecer una política energética, donde se involucre a elementos del gobierno entrante.