CRITICA EN LINEA 

 

S E C C I O N E S

EPASA EN LINEA

EL PANAMA AMERICA

DIAaDIA EN LINEA

REVISTA SIETE!


primera plana

portada

al cierre

nacional

política

opinión

economía

consumidor

el pueblo habla

comunidad

provincias

deportes

el mundo

viva

eva

motor test

agenda

sociales

sucesos

 


FAMILIA
  OPINIÓN


El ancho gaznate de la boa

Por: Hermano Pablo | Reverendo

"Juega en el patio, pero no te alejes", le dijo Brian Heptinstall a Tim, su hijito de dos años. Era un día claro y cálido. Caían lentamente las hojas de los árboles. En la maleza había una extraña quietud. Esto ocurría en Choma, Zambia, África.

De pronto Brian advirtió la ausencia del niño. Lo buscó entre la maleza y lo que vio allí lo paralizó de horror. Una boa constrictora de ocho metros de largo se estaba tragando al pequeño. El padre, armado de un hacha, mató a la serpiente y rescató a su hijo. El niño sufrió algunas fracturas, raspones y un gran susto, pero estaba con vida.

Debe de ser una experiencia horrible sentirse tragado vivo por un monstruo de esa naturaleza, pero qué decirse de otros monstruos, otras serpientes, otras boas que se están devorando a muchos hijos, a veces ante la vista y ante la indiferencia, y aun con la complicidad, de los padres.

Las drogas, por ejemplo, ¿no son acaso una inmensa boa, cuya cabeza se encuentra en todas partes? ¿Qué país, ciudad, escuela o universidad, qué discoteca o salón de baile o club deportivo, qué esquina, calle o casa de familia está hoy completamente libre de su ataque? Tal vez digamos: "¡Nosotros jamás permitiremos que nuestros hijos adquieran drogas!" Esa es una actitud encomiable, pero ¿los estamos cuidando y vigilando realmente? Hay miles de padres que no prestan atención al comportamiento de sus hijos, y cuando se dan cuenta, ya tienen un problema de drogas en la casa. Esos padres se agarran la cabeza y exclaman: "¿Cómo pudo ocurrirnos esto?" El vicio de la droga tiene mil maneras sutiles de penetrar en los hogares y en las familias. Si los padres no ejercen una vigilancia constante, sabia y amorosa, sus hijos se contaminarán el día menos pensado. Hay que vigilar y legarles a nuestros hijos una fuerte y sólida convicción moral, convicción que sólo se produce cuando Cristo es el Señor de nuestra vida. Él quiere ser nuestro Salvador. Sólo Cristo puede salvarnos de esa horrible boa constrictora.



OTROS TITULARES

Noriega y Purcell

Sin embargo, no soy un buen cobrador

Mandato

¿Hacia dónde vamos?

El ancho gaznate de la boa

Alivio

 


 

  

 

linea
linea gris
 

   Copyright © 1995-2004, Crítica en Línea-EPASA 
Todos los Derechos Reservados