Con la celebración del día de Pentecostés, fiesta pascual y del Espíritu Santo, los panameños preocupados por la inseguridad en el país se unieron en una cruzada por la paz y marcharon, pese a la lluvia que bendecía la actividad, por la Cinta Costera, hasta concluir con un acto en el que la sociedad civil entregó al Presidente de la República, un pliego de peticiones que le permitan al mandatario potenciar los esfuerzos del Estado para frenar el crimen.
La fecha escogida para esta cruzada fue oportuna. La fiesta de Pentecostés. Para hacer un poco de docencia, es el aniversario de la Iglesia. El Espíritu Santo desciende sobre una comunidad naciente y temerosa, les da el valor necesario para anunciar la buena nueva de Jesús para preservarlos en la verdad, tal cual como lo había prometido (Jn 14.15). Temerosos, así nos encontramos los panameños todos los días cuando nos despertamos con la noticia de un crimen, pero con la esperanza de encontrar la paz.
La coalición nacional, con objetivos claros y específicos, se plantea un inicio y un final. Empiezan un largo caminar por la paz y plantea el final de situaciones que afectan la seguridad nacional. La iniciativa es buena y recibió el respaldo de una población ansiosa de paz y seguridad, en una nación al que me enorgullece llamarle: el país de las oportunidades.
Pero este compromiso no sólo debe ser de los gobernantes, máxime que el Señor Presidente ha planteado que le den tres años para detener la violencia. Se trata de una responsabilidad de toda la sociedad civil, en la que la familia juega un rol importante.
La ausencia de paz es un indicativo de que estamos ausentes de valores; donde la familia y la escuela juegan un papel importante. La labor educativa es de instrucción y fortalecimiento de valores, pero el rol de la familiar es determinante.
Si los hijos crecen en un medio donde se les hace respetar los valores morales y aplicarlos en su vida diaria, ya es una ganancia; quizás el ambiente los enfrente a tentaciones, pero si cuentan con una buena base, harán que el individuo analice los pro y contras; pero para ello la familia debe realizar su labor. Los padres deben dedicarles tiempo de calidad a sus hijos, y transmitirles buenos ejemplos.
El tema de la seguridad y la paz que anhelamos nos atañe a todos, entonces, nos corresponde a cada uno, dar su aporte, desde la trinchera en que nos encontremos.