Unos 600 policías de Monterrey, capital del estado mexicano de Nuevo León (norte), fueron acuartelados sin previo aviso durante dos días y serán sometidos a diversas pruebas que intentarán determinar quién tiene vínculos con el narcotráfico, informó ayer el alcalde de la ciudad.
Durante los dos días en los que se someterán a cinco pruebas distintas para ver si pueden seguir en el cuerpo o son expulsados, el Ejército mexicano y agentes estatales se encargarán de la vigilancia de la ciudad.