El 80% de la contaminación que se genera en Panamá es producida por fuentes terrestres provenientes de hidrocarburos, domiciliarias y otras que genera la industria, razón por la cual "es necesario hacer un alto definitivo", precisó ayer Julio César Castillo, director de Calidad Ambiental de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM).
Castillo aseguró que en la región panameña las actividades que se generan en las petroterminales tanto en los puertos del Atlántico y el Pacífico, mediante el trasiego de combustible, constituye una de las mayores fuentes de contaminación a nuestros lechos marinos.
Estas actividades, al unirse a talleres de mecánica y las emisiones de contaminantes en fuentes de agua que son arrastradas hacia las costas, están poniendo en peligro nuestra diversidad.
Este panorama es alarmante porque "si no le ponemos un alto, los daños serán irreversibles", aseguró el especialista.
Lo más lamentable es que la mayor disminución de manglares se ubica en la ciudad capital, lo que pone en riesgo los pocos recursos naturales que nos quedan en la congestionada urbe, donde cada día los malos olores se toman nuestra Cinta Costera, hay basura por todos lados y las grandes fábricas no paran de producir gases nocivos a nuestro medioambiente.