Hace poco note que un amigo reflejaba algo de melancolía. Se le notaba a leguas que enfrentaba un problema personal. Quizás los años o el ejercicio propio de la profesión me han convertido en un especialista para detectar las dificultades de la gente.
Como quien quiere y no quiere lo abordé y empezamos a conversar sobre el trabajo y otras cosas sin mayor importancia. Estaba preparando el camino para descubrir cuál era su inquietud.
Me reveló que había confrontado un problema sentimental. Se enamoró de una persona y de repente su pareja le tiró un balde de agua fría: se casó con otro.
Se me formó un nudo en la garganta. Esperaba que el problema que abatía al amigo fuera de otra índole. Me dolió conocer que fuera eso. Creo que para él fue más difícil.
Aunque yo pueda tener la vida más enredada que un mafá, ensayé algo de motivación para el compañero. Le dije que no había que desesperarse, que pronto vendría alguien que lo apreciaría en toda su magnitud . El mostró una sonrisa casi forzada y cada uno se fue hacia sus quehaceres.
Unos días atrás, ese amigo cumplió años. Alguien le envió un arreglo floral. Yo no le regalé nada material, preferí entregarle este pensamiento de Kable: "Cuando te sientes agobiado por la melancolía, lo mejor es salir y hacer algo amable por alguien".
El mensaje que encierra este creo de hoy, es la necesidad de apoyar a tus semejantes cuando percibes que tienen alguna dificultad. A veces, una simple conversación puede servir de ayuda a cualquiera.
El alejarse de los amigos o compañeros cuando sientes que enfrentan un rato amargo, no es lo más correcto. Quizás mañana seas tu el que necesite de una voz de aliento y anhelarás que alguien acuda para ayudarte. !Hay que hacer méritos!.