La Pasión de Cristo se celebra en el distrito de Pesé, provincia de Herrera desde 1954, asegura el padre José Ramón "Chemita" Rodríguez.
ALGO DE HISTORIA
Presentar la Semana Santa viviente en Pesé fue iniciativa en 1954 del entonces cura párroco del lugar, un sacerdote español llamado Luis Angulo. Escogió a todos los personajes del mismo pueblo, y así ha continuado.
El primero en hacer el papel de Jesús fue Domingo Guillén (q.e.p.d.) y la primera Virgen María fue Sila Vieto (q.e.p.d.).
La escenografía, vestuario e iluminación se ha ido perfeccionando desde improvisar con cortinas el pretorio de Pilatos hasta los hermosos palacios confeccionados por los hermanos Navarro, destacados artistas pesenses. Los libretos fueron reestructurados en 1967 por la fina pluma del párroco Virgilio De Castro, oriundo de Segovia, España, y en el 2002, por el actual párroco pesense José "Chemita" Rodríguez, basado en el original del padre Angulo y las ideas del padre Virgilio De Castro secundadas en 1973 por el padre español Silverio Velasco. Los artistas han recibido entrenamiento del actor nacional profesor Aurelio Paredes.
PENITENTES PIDEN PERDON DIVINO EN OCU
"Los Penitentes: la extraña manifestación de estos campesinos ocueños adoradores y a la vez temerosos de Dios".
La peregrinación en busca del perdón divino es lo que señala esta leyenda, costumbre o tradición de la vida real; no es tan complicado comprender el origen de estas peregrinaciones, no es necesario reconocerlas en todos sus intrincados detalles.
Los penitentes ocueños, eran hombres creyentes de la existencia de Dios como un espíritu superior e infinito, es decir sin principio ni fin y tiene la capacidad de transformarse. Ellos pensaban que si sus descendientes se lo merecían podían comunicarse con ellos.
Aseguraban que Dios participaba de la vida humana, del mismo modo que el ser humano participaba de la vida divina, pero decían que sólo Dios no puede cometer errores ni sufrir olvidos.
Antes de partir de la montaña rumbo a Ocú, se preparaban tortillas de maíz, prácticamente el único alimento que comerían los peregrinos cuando no podían soportar el hambre. Ya el hecho de que el único alimento fueran las tortillas es en sí un gran sacrificio.
Las únicas bebidas rituales eran el agua y el vino hecho de maíz, en las largas horas de caminata.
Según el educador Demóstenes Zeballos, son hombres que en el tiempo de Semana Santa pagaban sus delitos, penas, culpas o alguna situación que los comprometía como personas; ellos detrás del Santo Sepulcro iban como una treintena de varones llevando una soga atada a la cintura para poderse conducir a guiar a través de la procesión.