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Sin embargo, no creo en el perdón

Redacción | Crítica en Línea

La infidelidad en la pareja es una de las principales causas de divorcio. Es un generador de frialdad y desconfianza que en muchos casos resulta imposible de olvidar.

Sin embargo, no siempre tiene que ser el detonante de una ruptura. Existe el perdón y, aunque la relación cambia, la pareja puede seguir felizmente unida.

La infidelidad constituye el primer indicador de divorcio en todo el mundo, sin importar sexo, raza o religión. En esta sociedad que vivimos, llena de tentaciones, de mujeres con senos y nalgas operadas, en que el sexo es común y accesible en la televisión, radio, internet y periódicos, incluyendo anuncios publicitarios, y las canciones de música popular recalcan una y otra vez "el queme" y "los cachitos", pareciese que todo el mundo nos empuja hacia la infidelidad. No es de extrañar que un alto porcentaje de casamientos terminen invariablemente en divorcio, y que la mayoría de los hijos en este país nazcan fuera del matrimonio formal. Pero �Ojo!, aunque estos factores hacen el fenómeno comprensible, no constituyen excusa.

Por ende, se trata de uno de los retos más grandes con que se enfrentan muchas parejas. Sin lugar a dudas, es uno de los motivos que mayor dolor puede causar en una relación. Convirtiéndose, además, en un generador activo de frialdad y desconfianza.

Si se quiere salvar la relación porque el compromiso afectivo es importante, la postura más inteligente frente a una infidelidad sería mantener la cabeza fría. Conservar la serenidad y ser objetivo. Intentar comprender qué ha motivado ese comportamiento.

Aunque sería el ideal, no siempre es posible ser tan comprensivo. Hay muchas personas que consideran la infidelidad como una situación insuperable. Son incapaces de perdonar y, mucho menos de olvidar. Tienen miedo de que la situación se vuelva a repetir.

Cuando en la pareja una persona ha entregado mucho y a cambio recibe una traición, pierde la confianza tanto en el amor como en las pequeñas cosas de la vida. Sólo el paso del tiempo, una dosis alta de madurez y el diálogo permitirán que se pueda recuperar.

En la mayoría de los casos, una comunicación abierta con el compañero

a dará la solución más efectiva. No hay que caer en la trampa de callarse los problemas y no conversarlos. Ante la duda de la infidelidad, el primer paso es hablar serenamente con la pareja. Tratar de averiguar las razones y establecer si se pueden superar.

Recuerde que lo primero es poner a Dios y pedir perdón de corazón.



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