El sargento Adyobel Lasso Quiel ha salvado la vida de 22 personas, mediante sus "milagrosos" primeros auxilios" que aprendió en un curso impartido a "Los Linces".
Con sus 40 años de edad a parte de salvar vidas, tiene entre sus pasatiempos hacer ejercicios, practicar las artes marciales, trabajar bastante y leer libros de diferentes temas.
Vive en el corregimiento de San Pablo Viejo y desarrolló su niñez en un pueblo conocido como La Loma San Pedro, del distrito de Alanje. Tiene tres hijas y tres hijastras.
Los familiares de los heridos lo describen como un sargento que lleva un ángel en su corazón y agradecen infinitamente la invaluable labor que ejerció.
La última vida que salvó fue la de la niña Emilia Samudio, lesionada el 17 de febrero en un accidente de tránsito en la avenida Red Grey, frente a las instalaciones del Ministerio de Vivienda, en David.
La pequeña viajaba en un taxi junto a su madre Gretelina Rodríguez, cuando de repente chocaron con otro vehículo quedando la niña sin signos vitales y con las pupilas dilatadas.
Lasso Quiel se acercó al lugar y se percató de que un médico que estaba atendiendo a la niña decía que ya estaba muerta.
Con firmeza procedió a aplicarles los primeros auxilios, con su boca le succionaba la sangre y le daba la respiración. Camino al hospital reaccionó, reveló el héroe que asegura que su fe indescriptible sobrepasó el posible diagnóstico médico.
En Bocas del Toro salvó la vida de 18 personas, luego de las inundaciones registradas en estos sectores hace como tres años.
Aquí, tuvo que darle respiración artificial aproximadamente a seis personas que estaban prácticamente sin signos vitales.
Otra vida que salvó fue la de un joven de 23 años, éste casi se ahoga en la playa La Barqueta de Chiriquí. Dadas las circunstancias aplicó nuevamente sus primeros auxilios "milagrosos" y el joven reaccionó en el lugar.
Gracias a su ayuda humanitaria salva la vida también de un señor de 33 años, que fue corneado por un toro en las fiestas patronales de un poblado de la provincia chiricana.
El hombre fue corneado en la garganta hasta el cielo de su boca. Muchos decían que estaba muerto.
El sargento al llegar al lugar del incidente sin pensarlo dos veces puso en práctica todos sus conocimientos (primeros auxilios) y el señor reaccionó.
Luego, en septiembre 2007 en un pueblo de Chiriquí sacó a una recién nacida de una letrina, después que la madre fue a defecar y se le salió la niña.
De este rescate salió embarrado de excremento, pero lo único que le importaba en ese momento era salvar la vida de este pequeño angelito que gracias a su ayuda pudo llegar estable al hospital.
La fama que ahora mismo tiene y todas las felicitaciones que ha recibido por el pueblo y compañeros lo ha hecho más humilde, porque fue escogido por Dios para salvar vidas, dijo el sargento.
