Las autoridades sanitarias de Brasil dijeron que por lo menos ocho niños indígenas han muerto de desnutrición en lo que va del año en el occidente del país.
Las muertes en las reservas indígenas están causando un escándalo, después de que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva prometiera erradicar el hambre.
Seis de los niños murieron en una misma reserva, donde más de 11.000 indios guaraníes y kaiowas viven hacinados, en un área establecida para 300 personas.
Las muertes ocurrieron en la provincia de Mato Grosso do Sul. El nombre de la provincia significa, en portugués, "bosque tupido" y hace un siglo eso era cierto.
Pero ahora toda la tierra ha sido ocupada y se ha transformado en una vasta pradera para la siembra de soya, que genera grandes beneficios a los dueños.
El gobierno envió un equipo a las reservas para hacer frente al problema de la desnutrición y el Congreso comenzó una investigación.