El entusiasmo es de vital importancia para que las personas logren realizarse y triunfar en cualquier campo de su existencia. La falta de entusiasmo es una de las causas por las que muchas personas viven aletargadas, perezosas y aburridas. El entusiasmo permite vivir en un nivel pleno de satisfacción interior, funcionando como Dios lo dispuso al traernos a este mundo. Ralph Waldo Emerson dijo en cierta ocasión: "Nunca se ha logrado nada grandioso sin entusiasmo". Los grandes constructores, vendedores, estudiosos, artistas y demás personas que se han realizado, lo han logrado gracias al entusiasmo.
Por supuesto que no me refiero solamente a grandes logros impactantes en la historia, ya que todos estamos capacitados para realizar grandes obras en el ambiente en que nos desenvolvemos. Formar bien a los hijos, llevarnos felizmente con el cónyuge, desempeñarnos adecuadamente en el trabajo sin importar la clase que sea, arrodillarnos para orar profundamente alcanzando un nivel de comunicación casi mística con el Señor; en fin, cualquier realización que se experimente es una gran gesta. Lo importante es la actitud con que se realice cualquier tipo de tarea. Cada vez que usted actúe con entusiasmo, ya está hecha la mitad del camino. El entusiasmo viene cuando se aprecia lo positivo y se descubre la trascendencia de las cosas que se van a emprender. Los objetivos que nos fijamos están estrechamente ligados con el entusiasmo, son un incentivo que nos imprimen un deseo enorme de realizar aquello para los cual Dios nos dio la vida.
Muchas personas no tienen metas u objetivos. Otros se han fijado objetivos fuera de sus capacidades reales. Sin embargo, hay personas que sí se han fijado sus metas y que están luchando para conseguirlas; pero dentro de este grupo hay algunos conformes que piensan que están haciendo las cosas lo mejor que pueden. Quizás esta última sea su situación y se ha fijado una carrera mental de limitación. Usted puede superar esta situación fijándose objetivos que estén un poco más allá de los que usted cree poder conseguir. Si le falta entusiasmo, pídale al Señor que le ayude; con El vencerá su tristeza y desánimo. El le dará vida en abundancia, lo llenará de entusiasmo; porque, ¡Con Dios, usted es Invencible!