El diputado Sergio "Chello" Gálvez es todo un personaje. Querido por muchos y odiado por varios de sus colegas que no entienden como un diputado electo para proponer leyes puede reelegirse consecutivamente sin asistir a la Asamblea o presentar siquiera un solo proyecto de ley.
"Chello" promedia un total de una asistencia por año, sin embargo, durante el resto de los nueve meses de sesiones en la Asamblea, su curul es ocupada silenciosamente por sus suplentes Elvira Gálvez y Jerónimo Barría, quienes se limitan a votar según la "línea opositora".
Convencido que el "pueblo" lo quiere en la comunidad y no en la Asamblea, el panameñista transformó la idea de las ferias de comida a un establecimiento fijo con precios, que dijo, son de ganga.
"Soy un tipo que a lo largo de mis 20 años de carrera política me he destacado a incentivar a los sectores populares con comida buena, barata y hasta regalada", dijo.
Sostuvo que sólo él en Panamá puede vender la comida barata, porque la "Chello-Tienda" en la Cuchilla de Calidonia no es un negocio, sino un plan de asistencia social y comunitario para sus electores del 8-7.
"Chello" aseguró que es enemigo de lo que denominó "monopolio de la comida", donde tres o cuatro cadenas de supermercados se dedican a la venta de alimentos. "Soy un parlamentario comunitario y tengo dualidad de funciones, donde la población me exige que esté cerca de sus necesidades y poco en la Asamblea", señaló.