En casi todos los sectores antiguos de las ciudades, se guardan secretos que se han mantenido ocultos durante varias generaciones. Pero, tarde o temprano estos secretos quedan al descubierto debido a investigaciones científicas o por los testimonios de voz que se han transmitido en las familias con el transcurrir de los años.
Muy pocos panameños ignoran que cuando caminan por el Casco Antiguo, actualmente en activo proceso de restauración, lo están haciendo encima de una red de túneles cuya construcción se remonta a la época de la colonia española.
Se preguntarán ustedes, por qué nuestros antepasados se tomaron el arduo trabajo de construir estos pasadizos subterráneos. Pues, la respuesta es sencilla. Estos túneles formaban parte de un inteligente plan de contingencia llevado a cabo por religiosos de las parroquias del barrio de San Felipe.
Se recordaba el cruel y devastador ataque y saquero perpetrado por el pirata inglés Henry Morgan en 1671 y había que adoptar las previsiones del caso a fin de poner a salvo los valiosos tesoros que guardaban las iglesias. También se pensó utilizar dicho túneles para salvar las vidas de religiosos y otros ciudadanos.
Los túneles en mención se excavaron desde cada una de las iglesias existentes entonces y que todavía prestan sus servicios religiosos. Desde templos como el de La Merced, San José, La Catedral, San Felipe Neri, Santo Domingo de Guzmán y el de San Francisco se abrieron estos pasadizos que iban a dar a ciertos lugares en las playas cercanas.
No existen documentos históricos que indican que estos túneles llegaron a utilizarse. Los corsarios y piratas navegaron por el Pacífico, llegaron hasta la Bahía de Panamá, cerca de la ciudad, pero la potencia de artillería española y la solidez de las murallas que se construyeron poco después de fundada la nueva Panamá, hicieron desistir a los piratas de acometer una empresa que sería suicida.
Por tierra, llegando desde el sector Atlántico, no era posible por las medidas de defensa que se habían tomado en Portobelo, en el Castillo de Chagres y otros puntos a lo largo de los dos caminos transístmicos existentes hasta la construcción del ferrocarril en 1855.
Aparte de los testimonios orales que hemos escuchado de viejos moradores del barrio de San Felipe, en nuestra investigación, consultamos el libro "Cinco años en Panamá", cuyo autor es el doctor Wolfred Nelson, médico canadiense que vivió en nuestra ciudad de 1880 a 1885. Durante ese tiempo, el doctor Nelson trabajó como médico de la compañía francesa que intentó en vano construir un canal en Panamá.
Nelson aprovechó su estadía en el istmo para realizar averiguaciones sobre nuestra historia, costumbres, fiestas, las iglesias y al abordar este tema, presenta pruebas documentales sobre la existencia de túneles que partían de las iglesias, pudiendo trasladarse los curas de un templo a otro o hacia el mar, para escapar con los tesoros sagrados e impedir así que los sacrílegos piratas se apoderasen de ellos.
También había que poner a salvo a las monjas porque los malvados piratas, violaban a estas abnegadas servidoras del Señor y que eran altamente estimadas por la población debido a las innumerables obras de caridad que llevaban en beneficio de los miserables.
El doctor Nelson nos informa en el capítulo correspondiente de su libro que conversó con algunos colombianos (panameños), en vista que el Istmo se hallaba unido entonces a Colombia y que estos le aseguraron haberse desplazado por estos túneles, los que se hallaban en pésimo estado de conservación y que constituían un peligro para los que osaran adentrarse en ellos.
Imaginen ustedes, si en 1885 los túneles se encontraban casi intransitables.. ¡cómo estarán ahora! Sería conveniente que la institución que tiene a su cargo la restauración del caso antiguo, se preocupara por lo referente a los misteriosos túneles, que, de rehabilitarse constituirían un gran atractivo turístico.