Poco antes de aterrizar en Qatar, el Presidente Ricardo Martinelli envió un mensaje a los padres de familia, la comunidad, la Iglesia y los clubes cívicos del país para "trabajar unidos por Panamá".
El comunicado hace referencia a que "el país es responsabilidad de todos" y a que el gobierno no puede lograr solo el "Cambio" que ha pregonado desde tiempos de la campaña política.
Aparentemente, el actual gobierno está comenzando a sentir el peso de las críticas de precisamente esos mismos grupos a los que ha hecho este llamado.
Hay que recordar que esas críticas surgen porque muchos sectores del país están percibiendo que la actual administración está gobernando sin escucharlos, y con un estilo impulsivo, a tambor batiente, y sin reparo de la Constitución y las leyes.
Desde hace ya meses que el país anda de sobresalto en sobresalto, y el ambiente de inestabilidad de las instituciones es cada vez más palpable. No se percibe que estemos siendo gobernados con una agenda de interés nacional. Incluso prominentes voces que apoyaron la candidatura de Ricardo Martinelli le han aconsejado que "baje la velocidad".
Es cierto que el país es de todos, y que hay que contribuir unidos para el desarrollo del país. Pero nuestro presidente debe entender que si el país se ha desencantado tan rápidamente con su administración, es precisamente porque siente que este gobierno actúa unilateralmente, incluso con un tono pendenciero que lo enfrenta ya no solo con sus adversarios políticos usuales, sino con empresarios, obreros, diversos gremios y para rematar con los propios medios de comunicación.
Todavía queda tiempo para enderezar el rumbo. Pero eso debe hacerse abriendo vías de comunicación entre el gobierno y los ciudadanos.