El incumplimiento del calendario escolar por efecto de huelgas docentes y la constante burocracia gubernamental que se refleja en el sistema educativo vienen cosechando sus frutos negativos entre los estudiantes.
La realidad diaria nos demuestra que cada vez son pocos los estudiantes graduados de secundaria preparados para enfrentar la realidad de una sociedad automatizada, en donde predomina la ley del más apto y preparado.
Las escuelas están enviando a las universidades estudiantes con deficiencias académicas imposibles de pasar por alto. El 35.8% de los estudiantes que realizaron pruebas académicas y de conocimiento general para primer ingreso en la Universidad de Panamá, no logró obtener el índice correspondiente de 1.00.
A estas alturas es difícil identificar la cadena de mando docente o a nivel de gobierno responsable del problema, lo que sí se puede hacer es aplicar los correctivos entre quienes inician su formación académica desde la enseñanza básica y disminuir los efectos nocivos entre quienes pudieran estar contaminados con el virus de la vagancia y la mediocridad.
El problema es más amplio y no se circunscribe a los estudiantes que ingresan a las universidades estatales, sino también entre quienes ya forman parte de la llamada "educación superior", donde las deficiencia en lugar de ser corregidas se agravan con algún grado de complicidad de docentes que les despreocupa formar adecuadamente a quienes tarde o temprano serán su competencia en el mundo laboral. Es un error por parte de las autoridades universitarias solapar hasta cierto punto las deficiencias académicas de los estudiantes, a quienes en una medida de compasión educativa, se les permitirá ingresar con un puntaje inferior al reglamentario.