Pregunta: ¿La presión sanguínea alta causa dolores de cabeza?
Respuesta: Las palpitaciones y jaquecas dolorosas pueden a veces, sentirse como el resultado de la alta presión sanguínea. Pero en realidad no hay evidencia clara del resultado de la alta presión sanguínea. Pero en realidad no hay evidencia clara de la existencia de una conexión entre estas dos condiciones comunes.
Los dolores de cabeza crónicos casi siempre son causados por algo más que la alta presión arterial. Y la mayoría de las personas con alta presión arterial no sufren de dolores de cabeza crónicos. De todas formas, sí encaran un riesgo más alto del promedio de un problema cerebral devastador: un infarto.
La presión sanguínea está determinada por la cantidad de sangre que su corazón bombea y la cantidad de resistencia al flujo sanguíneo en sus arterias. La presión sanguínea de todo el mundo varía a través del día. Se eleva durante la actividad y cae con el descanso. Pero si su presión sanguínea es consistentemente más alta que 120 / 80, usted tiene presión alta, o hipertensión.
La mayor parte del tiempo, las personas con alta presión -incluso cuando es lo suficientemente alta como para causar daño al cuerpo- no tienen síntomas para nada, muchos estadounidenses tienen alta presión y ni siquiera lo saben.
En estas personas los golpes intensos de sangre gradualmente dañan las paredes de las arterias que suplen de sangre rica en oxígeno a través del cuerpo. Las paredes de las arterias en realidad se hacen más gruesas y se vuelven menos flexibles. Cuando esto ocurre pasa menos sangre, lo que significa que los órganos y los tejidos no reciben tanto oxígeno y nutrientes. Las paredes de los vasos también tienen más tendencias a estallar. A largo plazo, la alta presión no tratada daña no sólo los vasos mismos, sino el cerebro, el corazón, los riñones y los ojos.
La hipertensión no tratada es la causa número1 de infarto, la cual es la tercera causa en la lista de muerte en Estados Unidos. Si usted tiene presión de 160/95 mm Hg., tiene alrededor de cuatro veces más probabilidades de tener un infarto que alguien con presión normal.
El daño a la pared de los vasos sanguíneos hace que las arterias sean más propensas a taparse con grasa y otros deshechos. Estas arterias angostas aumentadas, las cuales preparan el escenario para un infarto isquémico - cuando un coágulo- cuando un coágulo de sangre bloquea el flujo sanguíneo al cerebro. La alta presión sanguínea también puede llevar a un infarto de un tipo menos común, llamado infarto hemorrágico. Estos ocurren cuando un vaso en el cerebro o cerca del mismo revienta, tal como ocurrió recientemente con el Primer ministro israelí Ariel Sharon. Entonces, la hipertensión puede llevar a alguno de estos dos tipos de infartos.
Un infarto leve puede causar pocos o ningún problema duradero. Pero alrededor de un tercio de los infartos importantes son fatales. Otra tercera causa tal como daño permanente, debilidad o parálisis en un lado del cuerpo o problemas con la vista, el habla o el pensamiento.
La hipertensión también incrementa su riesgo de ataque al corazón, el cual ocurre cuando una arteria del corazón se bloquea completamente. La alta presión sanguínea también fuerza al corazón a trabajar más fuerte para llevar sangre a través del cuerpo. Como resultado, la cámara bombeadora más importante del corazón se vuelve más gruesa y más musculosa para contraer con más fuerza. Esto puede incrementar el riesgo de ataque al corazón y fallas cardiacas.
La falla cardiaca ocurre cuando su corazón se vuelve tan débil que no puede bombear con suficiente fuerza, o cuando su corazón no pude llenarse apropiadamente con sangre porque está rígido y tiene problemas para relajarse. Los síntomas de fallas cardiacas incluyen debilidad y fatiga, falta de aliento y la acumulación de fluidos en sus pulmones, pies, tobillos y piernas.
Además de estos serios problemas, la alta presión sanguínea puede también elevar el riesgo de demencia, el cual causa dificultades para pensar y pérdida de la memoria. El daño de riñones y ojos son otras complicaciones preocupantes de la alta presión sanguínea.
En definitiva, las personas que tienen alta presión y dolores de cabeza deben unirse a su doctor para hallar tratamientos efectivos. Estos pueden incluir medicamentos y cambios de estilos de vida, tales como la pérdida de peso, y reducción del estrés. Y asegurarse que su presión es controlada por lo menos una vez al año.