Cuatro sujetos aparecen relacionados al asesinato de dos mujeres -una de ellas embarazada- perpetrado el fin de semana en un paraje del Corredor Sur.
Para robarse tres mil dólares, esos desalmados le arrebataron la vida a tres seres humanos. Lo peor de todo es que un agente de seguridad que custodiaba el lugar donde las mujeres laboraban, participó en el hecho.
Habría que verificar qué tipo de controles tienen las agencias de seguridad al momento de contratar a su personal y qué papel juega el Ministerio de Gobierno y Justicia, para verificar los antecedentes del componente de esas compañías de vigilancia privada.
No puede ser que elementos del mal vivir o con antecedentes penales estén desempeñando labores de agente de seguridad. Es cierto que toda persona que delinque tiene la oportunidad de rehacer su vida, pero tampoco podemos pretender que el ratón cuide el queso.
Ahora los involucrados en el crimen buscan inculpar a un menor de edad como autor material de los asesinatos. Eso pone de manifiesto la calaña de sujetos que son. Ellos saben bien que inculpando al menor, podrían tener la oportunidad de ser absueltos de una condena de 20 años de prisión y que el menor pagaría unos cuantos años y luego saldría en libertad.
Sin embargo, la sociedad no se traga el cuento que unos hombres hechos y derechos sean comandados por un menor de edad, quien decide quién vive y quién muere al momento de cometer una fechoría. Lo que cabe aquí es que a los responsables les caiga todo el peso de la ley.