El país ha sido conmovido por el asesinato de dos mujeres que laboraban en un comercio ubicado en la Urbanización Obarrio, en el corazón de la ciudad, en un área residencial y comercial, donde la vigilancia privada y pública es evidente. Esta aberrante acción tiene como motivo, en opinión preliminar de los investigadores, el robo y el clamor de la opinión pública es que la impunidad no se imponga.
Estas dos damas, al igual que muchas otras panameñas y extranjeras en nuestro país, llevaban el sustento diario a sus hogares.
Vielka Argelis Rodríguez y Holanda Martínez, embarazada con tres meses, eran ejemplo de la mujer panameña trabajadora, abnegada, buenas hijas y esposas.
Este hecho demuestra un descomunal desprecio por la vida y la convivencia pacífica por parte de los delincuentes, así como también por las autoridades, por las leyes y envía un despectivo mensaje contra la dignidad humana y un desafío a la sociedad con su siembra de terror.
La falta de malicia de los panameños y panameñas, nuestras tolerantes leyes y todo el supuesto sistema de represión de los delitos, podrían estar contribuyendo a la multiplicación de estos hechos de sangre.
A cambio, el país concentra la atención en aquellos beneficios que se otorguen a quienes transgreden las leyes. A esto no nos oponemos, pero hay que destacar que se debe tener en cuenta a quienes sufren por las consecuencias de los delitos, a los familiares a quienes, por no ser protagonistas directos, ignoramos fácilmente.
La comunidad debe abandonar su postura indiferente, para hacerse escuchar, para protestar ante el incremento de las muertes violentas, porque estamos conviviendo con sicarios, asesinos y psicópatas indolentes que se benefician con la impunidad que les proporciona un sistema reblandecido por una política de derechos sin fuerza.
La sociedad panameña está enferma desde hace mucho tiempo, los valores se han esfumado y en estos momentos sufrimos una invasión de delincuentes foráneos que al parecer han inoculado su germen a la estirpe criolla. Vielka y Holanda y su criatura nonata exigen acciones ciudadanas y una rápida investigación por parte de las autoridades para que no perdamos de vista la imagen de la justicia.