Cuando a muchos seguidores de Jesús se le caen las escamas de sus ojos andan hambrientos. Salen por ahí -con anzuelo en mano- a pescar hombres, pero se les olvida el método o cómo hacerlo.
Un buen pescador sabe dónde tirar la red. También sabe dónde está la mayor cantidad de peces que puede coger y además sabe cómo hacer que piquen el anzuelo para ganarlos sin espantarlos.
Un buen pescador de almas debe tomar en cuenta que muchos creen ciegamente en su fe. Estas personas, ya sea por tradición o cultura- están apegados a una creencia en particular y son muy recelosos de que alguien le diga una cosa diferente a lo que han creído por años.
Hablemos de las tribus que viven en la espesa selva. Hay muchos seres de este tipo que creían que cuando existían alumbramientos múltiples, es decir mellos o gemelos, uno era para su dios y el otra para el diablo, pero gracias a Dios esta creencia ha cambiado a través de la evangelización de la palabra. La Biblia es clara en describir el valor de la Cruz para la humanidad. Esto nos incluye a todos. Estos indios eran adoradores del sol, de las estrellas, de la tierra e, inclusive de los árboles, pero han aprendido que todo eso que adoraban había sido creado por una sola persona: Dios Padre.
A nadie se le puede imponer una fe en particular. La obligación de un cristiano es pregonar por todos los confines de la Tierra que Dios tomó forma humana en el cuerpo de Jesús para dar su vida por cada uno de nosotros. Él llevó sobre sí nuestros pecados y ofreció su sangre para darnos vida eterna y resucitó de entre los muertos. Esta es la buena nueva. El desea que todo el mundo lo sepa, por ello las misiones evangelizadores en todo el mundo.
Un buen cristiano debe hablar de Jesús y no de idolatría. ¡Este no es el mensaje!, así que no impongas tu fe, sino has saber que alguien está tocando las puerta de los corazones de la humanidad y tiene deseos de entrar. Conviértete en pregonero de Jesús sin imponerte. Cada uno impondrá su fe sea ésta del tamaño de un grano de mostaza o de un ciruela.